Publicación 3 tomada de la revista Frente a la Selva número 2, bimestre marzo-abril de 1950. México D.F.
Revista “Frente a la Selva”
Editada por Maderera del Trópico.
Artículo.
La aviación en las industrias madereras.
El empleo de la aviación en las industrias madereras de Yucatán y Quintana Roo ha sido indispensable, si se tiene en cuenta los difíciles medios de comunicación y la enorme distancia a que se encuentran los centros de producción, embarque y exportación de los productos industriales, a varios centenares de kilómetros de las oficinas coordinadoras de Mérida y a miles de las oficinas directoras de la ciudad de México.
Varias otras consideraciones, además de la distancia, impusieron el empleo de los aviones en esta industria: el traslado rápido de personal técnico a los centros productores; el envió urgente de maquinaria y refacciones, el traslado de enfermos que no podían antes ser atendidos adecuadamente, el transporte de autoridades oficiales y directivos de las negociaciones; en fin, la necesidad de hacer rápidos y expeditos los movimientos de intercambio en este género de trabajo, que debe marchar con ritmo acelerado para obviar tiempo y dinero, obligaron a la compañías madereras a emplear en forma permanente los servicios aéreos.
Recientemente en vista de las dificultades en las comunicaciones por mar, que se presentaron durante la guerra y aun más de ella, ha habido necesidad de emplear grandes transportes aéreos para despachar triplay y otras maderas a Centro y Suramérica, las Antillas y aun a los Estados Unidos del Norte.
Las compañías madereras tuvieron desde un principio, el acierto de contratar los servicios de un piloto civil mexicano, el Capitán Francisco Muñoz, cuyos excepcionales méritos como piloto aviador, tanto en lo que se refiere a sus conocimientos aeronáuticos, como a sus cualidades personales de prudencia y serenidad, han asegurado a las compañías un servicio eficiente en todos sentidos.
El señor capitán Muñoz nos ha ofrecido para los siguientes números de esta Revista, varios artículos en los que relatará sus experiencias, incidentes y accidentes en este trabajo de varios años al servicio de las compañías, madereras.
Anecdotario del Capi Muñoz.
Un día de 1949, pasábamos rápidamente por una de las carreteras que conducen al Campamento de Zoh Laguna y cerca del campo de aterrizaje se encontraban los restos de un pequeño avión semidestruido por el batacazo y por la acción del tiempo. Un indiscreto que iba en el jeep en que viajábamos tuvo la curiosidad de preguntar que había ocurrido en el avioncito aquel. El doctor Ríos, que quería gastar una broma al silencioso capitán Muñoz, respondió a la indiscreta pregunta: “es un pequeño descuido del capitán”. A lo que el capitán, amoscado, no hizo el menor comentario.
Al poco rato, muy cerca del lugar en que yacía la avioneta, pasábamos junto a un pequeño cementerio abandonado, pero aun con unas cuantas crucecitas humildes. El Capi Muñoz, que esperaba la hora para tomar venganza y gastar alguna broma al galeno, aprovechó el momento de pasar por el cementerio para decir que las cruces señalaban “los pequeños descuidos del Dr. Ríos”. Por supuesto, no paso la cosa a más.
José Antonio Ruiz Silva.
Asociación de Cronistas e Historiadores de Yucatán A.C.
Mayo 30, 2023.